domingo, 24 de enero de 2016

XII RUTA MACHADIANA
GRANADA-BAEZA
(del 19 al 21 de enero)

Cada Ruta Machadiana ha tenido algo de especial y novedoso. En este caso, la XII Ruta visitaba por primera vez otra de las ciudades machadianas más importantes: Baeza. En ella vivió Antonio Machado desde 1912 hasta 1919, año en que pidió traslado a Segovia. En Baeza estudió Antonio Machado la carrera de Filosofía, por influencia de su amigo Miguel de Unamuno, a la sazón rector de la Universidad de Salamanca. Entre sus profesores se encontraba también otro gran filósofo español del momento, José Ortega y Gasset. La obra filosófica donde Antonio Machado recogió sus pensamientos se tituló Juan de Mairena. 
En Baeza, el poeta daba clases de francés para ganarse el sustento, si bien, seguía dedicando su alma creadora a la poesía. En el año 1916 tuvieron lugar los dos encuentros que se produjeron entre Antonio Machado y Federico García Lorca, encuentro que recoge la película de José Luis Bardem, Lorca, muerte de un poeta y que pudimos ir viendo durante una parte del recorrido en autobús camino de Granada.

Emprendimos nuestro viaje a primera hora de la mañana: nuestra primera clase iba a consistir en escuchar a Serrat cantando a Machado. Repartimos las letras y los dossieres con los que luego habría que rellenar los crucigramas que había preparado Lorena. 

















Llegamos de noche, tras haber visitado la casa natal de otro grande, Miguel de Cervantes en la que fuera una de las primeras ciudades universitarias de España, Alcalá de Henares. También celebrábamos así otro centenario: esta vez, el de la muerte del escritor de la novela más importante de la literatura universal que todos deberíamos leer, al menos, una vez en la vida. En nuestra biblioteca, abundan diferentes ediciones, incluída una de las mejores, de Francisco Rico y una de las más polémicas, la de Andrés Trapiello. Ahí están para ser leídas.








¡¡¡Granada!!! 

Dale limosna, mujer,
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada.
Francisco A. de Icaza
(azulejo en la Alhambra)




Yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío..., del morisco, que todos llevamos dentro. 
Federico García Lorca, 
1931 (III,378)

Granada estaba fría, venía un vientecillo húmedo de Sierra Nevada que puso a prueba nuestro "ser del norte".
Tras acomodarnos en el hostal Lemon rock, con aires totalmente modernos, dimos nuestro primer paseo por el centro de Granada. Esa misma noche descubrimos el novísimo Centro Cultural Federico García Lorca, en la plaza de la Romanilla, recién estrenado y pendiente aún de instalar la exposición permanente. ¡Lástima que la exposición inaugural la acabaran de desmontar!
Anduvimos hasta la Plaza Nueva y nos adentramos por la calle que sube al Albaicín durante un corto trecho, para ver la Alhambra iluminada.
A la mañana siguiente, paseo por las preciosas calles del centro, ahora ya con el jaleo y el trajín de sus tiendas abiertas, la gente deambulando por ellas sin el frío de la noche. El Ayuntamiento, la plaza de María Pineda, la Catedral (tan renacentista romana que nos lo llegamos a aprender)  y alrededores, con sus numerosas tiendas de especias y tés que desprendían deliciosos aromas.
Y, después del tapeo, la subida a la Alhambra. La visita la comenzamos por los Palacios Nazaríes y terminamos por los inmensos jardines del Generalife. La lluvia nos había amenazado a primera hora de la mañana, pero finalmente el sol se fue abriendo paso entre las nubes, dejándonos disfrutar de las magníficas vistas del Albaicín y la muralla del Sacromonte. En la vuelta a la ciudad, desde el autobús, pudimos apreciar la inmensidad de la Sierra Nevada que acababa de recibir su primer manto blanco del año.






























































Llegamos en torno a las 5 en punto de la tarde al parque Federico García Lorca, donde se encuentra la Huerta de San Vicente, nº 6, la casa de verano de la familia Lorca hasta el estallido de la guerra civil. 
En el interior, se conservan los muebles y  cuadros tal y como los dejó la familia y el piano donde tocaba Federico, así como la mesa en la que escribió, entre otras, su obra de teatro Yerma. ¡Es realmente emocionante poder acercarse a la vida de este gran poeta granadino y universal!





BAEZA, la Salamanca andaluza, una ciudad con "mucha piedra importante", como la describió un lugareño. Nos íbamos encontrando alusiones al poeta por todos los rincones. Uno de los momentos más emotivos nos lo regaló María Vaquero interpretando una bellísima pieza musical con su guitarra. Lorca no sólo tocaba el piano, sino también la guitarra y fue amigo de Manuel de Falla. Pero Antonio Machado tiene también un bello poema dedicado a la guitarra: "Guitarra del mesón que hoy suenas jota, mañana petenera, según quien llega y tañe, tus empolvadas cuerdas..."
































Con el disco Los gitanos cantan a Lorca (Lole y Manuel, Camarón, Manzanita, etc., ) viajamos al día siguiente hasta Baeza y con la voz de Paco Valladares recitando los poemas de Machado, llegamos a comer a Úbeda. Nos faltó tiempo para visitar esta ciudad también Patrimonio de la humanidad, donde está enterrado San Juan de la Cruz. También nos faltó poder escuchar a Sabina, oriundo de la Úbeda o leer algún texto de otro de sus ilustres, el gran Antonio Muñoz Molina, pero dicen que siempre hay que dejar cosas pendientes en los viajes.

La hora de los valientes, The Imitation Game y Girlhood fueron las películas que nos acompañaron durante el largo viaje de vuelta.

Y, como no podía ser de otra forma, el disco de Serrat cantando a Machado, con nuestro himno "Cantares" sonó tanto a la salida como en la entrada a Baeza o al final del viaje.









Aunque algunos machadianos rogaron que paráramos en Madrid, esta vez no pudo ser, pero sí que la próxima Ruta a Granada y Baeza podrá incluir tanto una visita a Madrid como a la sierra de Cazorla( el mayor espacio protegido de España y el segundo de Europa)  y Fuente Vaqueros, la casa natal de Federico García Lorca. Pero eso será ya otro curso.





Esperamos haber conseguido contagiar un poco del espíritu machadiano y de las Misiones Pedagógicas que tanto empeño pusieron en difundir el conocimiento, el arte y la cultura en general por toda España. Viajes, paseos, conversación, música, naturaleza, arte,  poesía y algo de filosofía, para ser más críticos y mejores personas.